Puede parecer sorprendente, pero incluso el Taj Mahal necesita un tratamiento facial de vez en cuando. A principios de la década de 2000, los conservacionistas utilizaron Multani mitti (arcilla de Fuller) para limpiar la superficie de mármol, eliminando las capas de suciedad, contaminación y depósitos biológicos que habían apagado su brillo. El tratamiento con arcilla natural resultó muy eficaz, ya que restauró el brillo del mármol sin dañar la piedra, y desde entonces se ha convertido en un método de confianza para el cuidado del monumento.
Hoy en día, el Taj vuelve a recibir unos cuidados muy merecidos. Se está llevando a cabo una nueva fase de trabajos de restauración, dirigida por el Ministerio de Cultura y el Servicio Arqueológico de la India. En esta ocasión, la atención se centra en la cúpula principal y el techo, donde se están instalando andamios para llevar a cabo delicadas reparaciones de la piedra y subsanar el desgaste causado por las inclemencias meteorológicas.
Se trata de un ciclo rutinario de trabajos de conservación que garantiza que el Taj siga siendo tan impresionante mañana como lo es hoy. Los visitantes no deben preocuparse, ya que el monumento permanece totalmente abierto, sin restricciones de acceso ni de visitas guiadas. Aunque los andamios pueden afectar a ciertos ángulos fotográficos, el esplendor general del Taj Mahal permanece intacto. Para aquellos que vienen a maravillarse con su intrincada simetría, su poética artesanía y su belleza perdurable, la experiencia sigue siendo nada menos que impresionante.
Símbolo del amor eterno y la maestría arquitectónica, el Taj Mahal sigue encantando a millones de personas. Su cuidado continuo es un silencioso recordatorio de que incluso los iconos más perdurables necesitan un pequeño rejuvenecimiento de vez en cuando.
