Doradas, crujientes y aromáticas con especias, las pakoras son más que un simple bocadillo: son una muestra del alma de la India. Las pakoras, que se encuentran chisporroteando en puestos callejeros, cocinas familiares y reuniones festivas, tienen una historia tan rica como su sabor. Se dice que la palabra «pakora» proviene del sánscrito pakvavata, que significa «pequeño trozo de comida cocinada». A lo largo de los siglos, se han convertido en un plato reconfortante muy apreciado en todo el subcontinente, y cada región ha añadido su propio toque a este buñuelo atemporal.
En esencia, las pakoras son sencillas: ingredientes frescos rebozados en una masa de harina de garbanzo especiada y fritos hasta que se doran. Sin embargo, dentro de esta sencillez se esconde una variedad infinita. Las aalo pakoras, con tiernas rodajas de papa, son cálidas y sustanciosas, mientras que las pyaaj pakoras convierten las cebollas en crujientes rizos caramelizados. Las mirchi pakoras envuelven picantes chiles verdes en una capa crujiente, desafiando a los valientes a dar un mordisco. Las pakoras de pan, rellenas de ingredientes especiados, son un capricho callejero, mientras que las gobhi pakoras resaltan el sabor terroso de la coliflor. Las palak pakoras capturan la frescura de las hojas de espinaca, las paneer pakoras ofrecen una cremosa sorpresa en su interior y las pakoras de pollo aportan una sabrosa riqueza para los amantes de la carne.
Más allá de sus sabores, las pakoras están ligadas a la memoria y a la temporada. Llegan con las lluvias monzónicas, se sirven calientes con chutneys mientras el mundo exterior se vuelve frío y húmedo. Marcan las celebraciones, se comparten en bandejas en bodas y festivales, pero también alegran las tardes normales cuando las familias se reúnen para tomar el té.
Crujientes por fuera y tiernas por dentro, las pakoras encarnan la magia de los ingredientes cotidianos transformados por el amor y las especias. No son solo comida, sino pequeños momentos dorados de alegría, bañados en nostalgia y saboreados en cada bocado.
