Cuando se trata de dulces indios, pocos tienen tanto prestigio como el kaju katli. A menudo llamado «el diamante del mithai indio», este dulce sedoso que se derrite en la boca es tan bonito como delicioso. Para los viajeros extranjeros que exploran la India, probar un trozo de kaju katli es casi un rito de iniciación a la vibrante cultura culinaria del país.
En esencia, el kaju katli es muy sencillo: se elabora con anacardos molidos hasta obtener una pasta fina, se cuece a fuego lento con azúcar y, en ocasiones, se enriquece con un toque de ghee o cardamomo. Sin embargo, la magia reside en su textura: suave, delicada y fina, con el equilibrio perfecto de dulzor. Tradicionalmente, cada trozo se corta en forma de rombo y se cubre con una lámina ultrafina de papel de plata comestible (varak), lo que le da un brillo festivo que lo hace parecer una joya en el plato.
El kaju katli no es solo un dulce, es un símbolo de celebración. En toda la India, adorna las cajas de regalo durante el Diwali, las bodas y las reuniones familiares. Cuando te ofrecen una pieza, es más que un postre: es un gesto de buena voluntad, prosperidad y afecto.
Para los viajeros, también es una fascinante introducción al amor de la India por los frutos secos, las especias y los dulces que combinan el lujo con la tradición. Encontrarás kaju katli en las tiendas de dulces de todas las ciudades, desde las halwais (pastelerías tradicionales) de antaño en Chandni Chowk, Delhi, hasta las boutiques de lujo de Bombay. No te sorprendas si acabas comprando una caja para llevarte a casa: es un recuerdo que captura la esencia de la dulzura de la India en cada bocado.
Así que, mientras paseas por los bulliciosos mercados o tomas un chai en la calle, no olvides buscar el kaju katli. No es solo un dulce, es la forma que tiene la India de decir: «Bienvenido, celebra con nosotros».
